El almacenamiento de energía se ha convertido en un componente esencial para lograr una transición energética eficiente, resiliente y sostenible. En América Latina y el Caribe, donde el crecimiento de las energías renovables ha sido notable, el almacenamiento representa la clave para integrar generación variable —como la solar y eólica—, estabilizar la red eléctrica, gestionar la demanda y extender el acceso energético en territorios aislados. Desde baterías de litio hasta soluciones como el hidrógeno verde, el bombeo hidráulico y el almacenamiento térmico, el abanico de tecnologías disponibles ofrece oportunidades concretas para mejorar la flexibilidad y seguridad energética de la región.