El crecimiento económico sostenible de América Latina y el Caribe está estrechamente vinculado al desarrollo de su sector energético. En el marco de los compromisos asumidos para la descarbonización y la lucha contra el cambio climático, la región transita un proceso de transformación acelerada de sus prácticas sociotécnicas de oferta y demanda energética. Este proceso, lejos de ser una amenaza, representa una oportunidad estratégica para impulsar nuevas formas de integración regional, basadas en el aprovechamiento inteligente y soberano de los abundantes recursos naturales y capacidades industriales del continente.
América Latina y el Caribe cuentan con ventajas comparativas únicas: recursos minerales críticos (litio, cobre, niobio), energías renovables de alta calidad (solar, eólica, hidroeléctrica), biomasa, disponibilidad de agua, y una red creciente de instituciones públicas, académicas y tecnológicas comprometidas con el desarrollo sostenible. A su vez, el fenómeno global del powershoring —la relocalización de industrias intensivas en energía hacia países con oferta limpia, segura y asequible— abre una ventana de oportunidad para posicionar a la región como un polo industrial verde y competitivo.
En este escenario, el desarrollo de cadenas de valor regionales vinculadas a la transición energética se presenta como un vector clave. No se trata solo de generar energía limpia, sino de construir ecosistemas industriales, científicos, educativos y comerciales que permitan agregar valor local, generar empleo calificado, promover la innovación y reducir las asimetrías estructurales entre los países y dentro de ellos.
Este panel busca generar un espacio de reflexión estratégica y diálogo multisectorial sobre el potencial de las cadenas de valor regionales en el marco de la transición energética. Se explorarán sinergias entre infraestructura de integración, capacidades tecnológicas locales, marcos institucionales de comercio y cooperación, y estrategias de desarrollo productivo territorial.