Para cumplir con los compromisos climáticos globales, se requiere añadir o renovar más de 80 millones de kilómetros de redes de transmisión para 2040 a nivel mundial, lo que equivale a toda la red mundial existente. Sin embargo, de los 770.000 millones de dólares destinados anualmente a la energía limpia en economías emergentes y en desarrollo, solo una quinta parte se invierte en la construcción y expansión de redes eléctricas. Esto es preocupante, ya que las necesidades de inversión anual en redes eléctricas representan casi el 38% de la inversión necesaria para alcanzar el escenario de emisiones cero en 2050.
La expansión de las redes eléctricas es esencial para integrar las energías renovables y cumplir con los compromisos climáticos regionales, aunque enfrenta desafíos significativos. Los procesos de licenciamiento ambiental, que pueden retrasar proyectos entre 5 y 7 años, junto con los conflictos socio-territoriales y la falta de mecanismos financieros innovadores, complican el avance de estas iniciativas. El éxito de esta transformación dependerá de la implementación de soluciones innovadoras, la adopción de tecnologías avanzadas como la transmisión en alta tensión (HVDC), y el establecimiento de procesos de participación comunitaria efectivos. En un contexto de creciente urgencia climática, ¿Cuáles serán las herramientas que tendrán a disposición los actores del sector energético de la región para superar estos obstáculos y construir un sistema de transmisión adecuado a las necesidades del sigo XXI?