América Latina y el Caribe están avanzando significativamente en la descarbonización de industrias y transporte mediante el uso de energías renovables e hidrógeno verde. Aunque enfrentan desafíos como los altos costos y la necesidad de una mayor coordinación regional, estos esfuerzos están creando oportunidades para mejorar la competitividad industrial. El sector minero muestra un gran potencial y, con el apoyo financiero y tecnológico adecuado, puede convertirse en un líder en la transición energética. La clave está en coordinar a todos los actores para implementar medidas sostenibles que sean viables tanto ambientalmente como económicamente, técnica y socioambientalmente. Estas acciones impulsarán la transición energética, protegiendo el empleo y fomentando el crecimiento económico, especialmente en países con economías extractivas. El financiamiento climático internacional y la cooperación regional serán fundamentales para aprovechar esta década crucial y construir un futuro más sostenible y próspero.
