Hace una década, el Acuerdo de París marcó un hito global al comprometer a casi 200 partes (195 países y la Unión Europea) a limitar el calentamiento a menos de 2 °C y esforzarse por no superar los1.5°C sobre los niveles preindustriales, estableciendo un marco internacional para la mitigación, adaptación y financiación climática.
En América Latina y el Caribe, la transición energética avanza a paso sostenido, pero no sin contrastes, la región enfrenta retos críticos como el financiamiento insuficiente, la presión sobre ecosistemas clave como la Amazonía (vital para la captura de carbono) y los conflictos socioambientales que aún existen de algunos proyectos energéticos. Con la COP30 en Belém (2025) como próxima instancia clave, ¿podrán los gobiernos alinear sus agendas políticas y energéticas con las metas climáticas?